BANU ABDUS

Banu Abdus, hijo de Abdus parece ser su traducción y el nombre con que allá por el siglo XII se conocía a una pequeña alquería de este valle del Andaráx, habitada por la familia de los Abdus y que con el paso del tiempo se convertirá en lo que hoy conocemos como Benahadux...nuestro pueblo.

martes, 20 de diciembre de 2011



DIA 15 DE ENERO: SENDERISMO REIVINDICATIVO


La A.C. Banu Abdus promueve esta Tercera  Ruta Reivindicativa de los Caminos Olvidados de nuestra región y que ya en 1994 otra Asociación Cultural, la de los Amigos del Museo de Benahadux, implantó en un intento de recuperar ese trozo de nuestra historia.
Aunando Cultura y Deporte, intentaremos pasar una jornada de convivencia y a buen seguro que algo aprenderemos de la historia de estos lugares, que a fin de cuentas es  la nuestra .

EL CAMINO DE LAS FUNDICIONES REALES


EL CAMINO DEL PLOMO (PRIMER TRAMO DE LAS DOS TORRES AL MARCHAL DE ARAOZ).
Hasta el siglo XVIII, el único camino de comunicación entre los pueblos de la cuenca del Andaráx, es el propio lecho de este río, cuando el buen tiempo y las avenidas lo permitían.
De él parten pequeños y casi intransitables caminos de herradura que como una especie de red arterial, hacen posible la comunicación entre estos pueblos hasta bien entrado el siglo XX. La explotación del plomo en la sierra de Gádor se remonta a la Prehistoria, pero con la creación en este siglo XVIII de dos Fundiciones Reales (Alcora y Presidio de Andaráx), se presenta la imperiosa necesidad de la construcción de una vía de comunicación rápida y que no dependa de que los caprichos meteorológicos entorpezcan el transporte.
El Camino de las Fundiciones Reales se crea durante las últimas décadas del siglo XVIII y principios del XIX, para enlazar de forma efectiva el puerto de la capital almeriense con estas explotaciones mineras y fundiciones de la Sierra de Gádor. El coste de la obra asciende a casi dos millones y medio de reales, obtenidos de las tasas de consumo de sal, que al igual que el plomo, eran monopolio Real.
El nuevo camino arranca desde el que yá unía la capital con Benahadux, a la altura de la finca de don Bernardo Campos y en su construcción se aplican las nuevas técnicas de la época, eliminando en lo posible las grandes cuestas y construyendo obras de fábrica para acortarlo al máximo en su trazado hasta la población de Presidio. El material transportado desde las Fundiciones era depositado hasta su embarque, en los Almacenes de la Renta del Plomo, ubicados en el barrio de la Chanca, cercano al Puerto de Almería. El proyecto del Camino no tiene en cuenta a los demás pueblos, sino que se ciñe exclusivamente a la cuestión minera, por lo que, en comunicaciones se refiere, todo continúa igual para los pueblos del Andaráx que deberán seguir utilizando sus caminos y el cauce del río.
Además del traslado del mineral fundido hasta el puerto, este Camino soportaba también la aproximación del mineral a las fundiciones, el esparto y leña que actuaban de combustible, y los enseres que abastecían al enorme bullicio de mineros en que se convirtió la sierra en el siglo XIX, así como la comunicación de los pueblos del Alto Andarax, Laujar, Fondón, Fuente Victoria y Benecid, que si se vieron favorecidos por su trazado. Como en todo Camino, una serie de ventas se fueron instalando a lo largo del trazado para atender a los arrieros y sus recuas que en su mayor apogeo llegó a contar con más de 8.000 caballerías en la Sierra de Gádor.

DE LAS TORRES AL MARCHAL DE ARAOZ 

El camino se inicia en el término de Benahadux, a la altura de la finca de las dos Torres y tras atravesar la vía férrea por debajo de ésta, nos adentramos en la rambla del Boliche.
Nada más cruzar la vía, nos encontramos, a la izquierda, excavada en la misma ladera del cerro, la ermita panteón de los Campos, mandada construir en 1.890 por Ana Medina, viuda de Bernardo Campos Rambaud .

Se accede a ella a través de una pequeña avenida de palmeras y ágaves, que desemboca en una placeta de cipreses. En la fachada, sobre la puerta ojival que lleva en forja las iniciales del primer propietario (BCR), una hornacina alberga una virgen con niño, decapitados, y con un escudo indescifrable en el pedestal.
La parte interior es una bóveda de cañón con nichos laterales y dos pequeñas estancias a modo de capillas. En el suelo una lápida con los nombres de todos los que allí descansan…
“Las familias de Campos Peral, de Rapallo Campos, de Torres Balbás y de Godoy Massa dedican este recuerdo al eterno descanso de sus almas. 30 de noviembre de 1.952”.
Continuando rambla arriba, llegamos al cortijo del Boliche, que como su propio nombre indica, fue una pequeña fundición de plomo, hoy, el “boliche” desaparecido y el cortijo abandonado. A unos 20 metros de la vivienda podemos observar
un pequeño pozo con su garrucha y cubo que al parecer se abastecía de una galería subterránea.
A la altura de la vivienda, el camino se desvía hacia la derecha, dando vista al barrio de los Castillejos donde llegamos tras atravesar la primera pontana. Unos 50 metros más adelante, nos encontramos con la primera cuesta de importancia, la Cuesta del Rayo, según consta en un plano de 1.912.
Esta cuesta, que atraviesa la carretera N.340, nos eleva hasta los llanos de la Granaina y continuamos por ellos hasta la Factoría del esparto y el Cortijo de la Viña (el Cortijo del Mudo, según consta en dicho plano de 1.912), dejando a la derecha los restos de la antigua Ladrillera San José. 

Atravesamos otra pequeña pontana y continuamos el camino hacia la Partala. Desde este punto podemos observar, en el cerro del cortijo de la Viña, los restos de la targea romana que desde las Fuentes de Araoz abastecía la ciudad de Urci Esta targea se nos hará visible en muchos puntos del camino hasta llegar a su nacimiento en Araoz.
 Al entrar en la zona minera de la      Partala llegamos al primer puente importante del camino, de unos 15 metros de longitud y 5 de altura y se presenta ante nosotros el complejo minero de la Partala con sus hornos de fundición, vivienda, tolvas y demás construcciones en ruinas y los “vaciaeros”, las escombreras que con sus colores le dan un toque peculiar al paisaje.
Estas minas de azufre, junto con los criaderos de las Balsas en Gádor, fueron descubiertas en 1.873.
La demarcación de 12 cuadrículas mineras (120.000 m2) en la zona de Las Yeseras de La Partala bajo denominación de El 
Trovador fue llevada a cabo 


por Francisco Díaz Abad, natural de Pechina, el 5 de mayo de 1877.
EL día 20 de abril de 1.881, según consta en escritura pública, don Indalecio de Córdoba Escámez compra a los herederos de Francisco Díaz el 80 por ciento de la concesión por el precio de 1.250 pesetas “en monedas de oro y plata”. 
Desde finales del siglo XIX hasta 1952, 
se estima pudieron extraerse 400.000 toneladas de mineral, algo menos que en Las Balsas.
Además de azufre, en Benahadux se encontró alunita y una nueva especie mineralógica que se denominó “calafatita”, en honor de D. Juan Calafat, del Museo de Historia Natural de Madrid. De este mineral se podía extraer sulfato potásico, alúmina y ácido sulfúrico. Sin embargo, en un primer momento se despreció, 
acumulándose en los vertederos. Precisamente, la calafatita encontrada en El Trovador disfrutaba de mucha ley en sulfato potásico.
Continuamos hacia el cortijo de la Partala, el cortijo del “Ché”, como se le conoció por el apodo de su último morador, pero cien metros antes de llegar a él, nos desviamos hacia la derecha buscando las viviendas de los “Jefes”, los ingenieros ingleses y propietarios de varias concesiones.
Hubo una concesión denominada “Bilbao en Benahadux”, que al parecer sus propietarios eran bilbainos y a los que se les achaca el haber introducido en Benahadux su deporte nacional: La Pelota Vasca.
En los años sesenta, uno de estos edificios fue utilizado aprovechando su emplazamiento alejado del puebloy con ello evitando riesgos para la poblacióncomo almacén de bombonas de butano.
A esta altura, la targea romana se nos presenta en grandes tramos bien conservados, pero la mayor parte de ella ha sido destruida con la construcción de la granja solar que ocupa gran parte de la Partala.
Dejando atrás las viviendas, giramos a la izquierda dando vista a los restos de un palomar a la izquierda del camino y una larga recta que nos llevará a otro puente de unos 23 metros de longitud sobre la rambla de la Partala y que nos adentra en los llanos de don Nicolás.
A cien metros de este puente rambla arriba, se encuentra el “cañillo de los cazadores”, como vulgarmente se le llama y que se alimenta de una pequeña galería o mina de agua que en otros tiempos abastecía la cortijada de la Partala y que al día de hoy sigue en uso.
Justo a la salida del puente el camino se bifurca, el de la izquierda nos lleva, tras dejar atrás un corralón para encerrar ganado, al Socavón, lugar mítico en Benahadux por ser “plató” de rodaje de muchas películas del “Oeste”.
El de la derecha es el camino principal y nos conduce directamente al Marchal de Araoz, donde llegamos después de una parada obligada en la primera Venta oficial del Camino.
Se trata de la Cueva del Ventorrillo y todavía podemos observar las baterías de pesebres destinados al aprovisionamiento de las caballerías de los carros mineros.
Bajamos la cuesta del Ventorrillo y llegamos a otra pontana que libra un pequeño barranco, lugar donde aflora la fuente del Obispo, que junto a la de los Álamos, un poco más abajo, fueron la encargadas de aprovisionar de agua en época romana a la ciudad de Urci, en el Chuche.
En época árabe y morisca hay vestigios de haber llevado el agua a varios puntos entre el Marchal y Benahadux y a los llanos del Naranjo donde se ubica la actual Cementera, así como a este Marchal y su molino.
El marchal de Araóz, hoy término de Gádor, en 1572 aparece en el de Benahadux con una fuente en cada una de las partes que lo componían, identificadas como los marchales de Albayar y Marraquí.
Un marchal de hábices, que debía tener a censo Albayar, dispone de una fuente en propiedad cuyas aguas se recogen en una balsa para el riego, a causa del abandono hacia 1575 tenía el agua perdida.
Francisco Albayar se obligó con un censo anual de 2 ducados y 2 gallinas por medio marchal situado en la sierra: “que no tenía valor ninguno por ser en la sierra y parte peligrosa y no labrarse ni cultibarse, ni lo poseen pobladores por estar el agua perdida y los árboles secos.
El marchal de Fernando Esase Vargas e inmediato a él el de Luis el Marraquí, disponían de otra fuente que se recogía en su balsa, regando cada uno con la mitad de las aguas disponibles.

COMPONENTES DE LA PRIMERA RUTA REIVINDICATIVA DE LOS CAMINOS DEL PLOMO. AÑO 1.994